Soy Alice, tengo diecisiete años y el día 12 de Abril era ese día.
El día en que por fin saldría de España en un avión. Era una
excursión a Italia con profesores y compañeros del Instituto “High
School Caste “.
Sí, nunca me había montado en un avión y estaba muy nerviosa por
ello..., esta sensación la querría haber tenido con mis dos amigas
Siza y Sarah, pero llevábamos varios meses distanciadas.
El vuelo salía a las 05:00 a.m e íbamos de camino al aeropuerto en
un autobús llamado PANIAGUA.
Estaba sentada sola, en los asientos de la mitad del bus.
Mientras mis compañeros dormían, yo escuchaba música y escribía
un diario, de lo que pensaba que iba a ser una gran experiencia.
Nuestro vuelo se retrasó, pero después de cuatro horas ya estábamos
en la capital de Italia, Roma.
Allí nos esperaba un autobús personalizado, en el que ponía el
logo del instituto, nos montamos en él y nos llevó al hotel de
tres estrellas, llamado “BLACK GOLD”.
Dejaron todos sus equipajes en sus respectivas habitaciones, menos
yo. Todas estaban asignadas y cogidas por parejas, menos yo, ya que
no tenía pareja para compartir habitación alguna.
Uno de mis dos profesores preguntó al encargado que cual sería mi
habitación durante nuestra estancia aquí. Este le contesto que tenían una habitación en la que podía estar sola o podían poner una cama plegable en una de las habitaciones de mis compañeras.
Decidí quedarme en la habitación dicha por el encargado. Al entrar
en ella vi que era pequeña, pero sentía que era hogareña y tenía
todo lo que necesitaba. Dejé el equipaje y bajé por el ascensor al
“hall” del hotel.
Fui la última en llegar, por lo que todos pusieron mala cara al
aparecer, porque solo faltaba yo para empezar nuestra visita a Roma.
Ya eran las 12:00 a.m. Por lo que no nos alejamos mucho del hotel,
para después volver a la hora de comer.
Mientras caminábamos hacíamos fotos, pero yo aproveché para llamar
a mis padres, les dije que habíamos llegado bien y que ya estábamos
viendo la ciudad.
Volvimos al hotel para comer, todos se sentaron en amor y compañía,
mientras yo subía a mi habitación para poner a cargar el MP5.
Cuando bajé, ya estaban todas las mesas ocupadas, menos dónde
estaban los profesores, lo cual me tocó sentarme con ellos.
Estaba muy nerviosa, no paraban de mirarme como comía, todos mis
movimientos...,el apetito se me había ido con esas observaciones.
Mi mente es demasiado imaginativa, lo cual eso me causó pensamientos
que ellos tenían mientras me miraban, es decir, pensamientos
obscenos.
Pedí disculpas y me levanté en dirección al baño.
Me eche agua en la cara, mientras me miraba en el espejo, al ver que
estaba sola me dije en alto, que debía dejar de pensar en esas
cosas, ¿cómo iban ellos a pensar cosas obscenas de mí o conmigo?si
fuera de otras compañeras lo entendería, ¿pero de mí?, lo dudo.
Cuando salí, mi compañera Sandez me dijo que si tenia que recoger
algo de mi habitación que fuera, porque en quince minutos teníamos
que estar en la puerta del hotel.
Durante los dos días siguientes estuvimos viendo las construcciones
históricas de la ciudad de Italia y sus alrededores, fuimos al
Vaticano, vimos la torre de Pizza, etc...
En el cuarto día, nos dieron libre para nuestras compras, porque al
día siguiente a las 10:00 p.m. Cogeríamos el avión de vuelta casa.
Después de terminar con las compras, nos dirigimos al hotel para
dejar todo allí. Cuando llegamos al hotel los profesores nos dijeron
que teníamos dos horas para arreglarnos, porque íbamos a cenar
fuera del hotel y después de cenar, nos iban a llevar a una fiesta
que se celebraba esa noche en Italia.
Todos al terminar la explicación de lo que íbamos hacer esa noche,
se metieron lo más deprisa que podían con las bolsas en los
ascensores, estaban todos locos, mientras se metían en ellos,
iban diciendo lo que se iban a poner.
Yo opté por subir por las escaleras, si era un octavo, llegaría
cansada, pero creo que saldría antes subiendo por las escaleras, que
aplastada en el ascensor y con el olor humano.
Llegué a la habitación con la boca abierta y la lengua fuera
intentando respirar, dejé todas las bolsas encima de la cama, cogí
la maleta y me puse a buscar ropa, cuando la encontré fui a
ducharme.
Salí de la ducha, me sequé, me eché mis respectivas cremas y
comencé a vestirme.
Me puse un sujetador rojo y su braguita a conjunto, unos panties
negros, y un vestido en palabra de honor de encaje, dando forma a las
caderas de mi cuerpo.
Me sequé el pelo y me maquillé. Cuando el pelo estaba completamente
seco, cogí la plancha. Al tener el pelo ya bastante largo, me lo
rice todo menos el flequillo.
Fui a mi neceser y me eché colonia, cogí unos pendientes largos, un
collar de plata que me regalo Sarah en mi cumpleaños y unos anillos
también de plata.
Preparé el bolso, me puse unos zapatos de tacón negros, con tiras
plateadas ,y me eché gloss en los labios, mientras esperaba al
ascensor.
Cuando se abrieron las puertas vi que había un chico dentro, el se
quedó mirándome fijamente mientras entraba, yo nerviosa le dije
buenas noches en Inglés, al que el me preguntó en ingles, si yo
era estadounidense, yo le dije que era de España y con mi mal inglés
le dije que estaba en Italia de excursión..., en ese momento se
abrieron las puertas del ascensor, ya habíamos llegado a la planta
baja, el chico me dio un papel, yo me quedé embobada mientras que él
se marchaba y salía fuera del hotel..., entonces cuando reaccioné
vi que todos mis compañeros y profesores me estaban mirando entre
enfurecidos y boquiabiertos.
Unas compañeras me cogieron del brazo derecho y me sacaron del
ascensor regañandome por volver a llegar tarde, yo seguía con el
papel en la mano y lo guardé en el bolso con miedo de perderlo, sin
mirar el contenido.
Justo al sacar el brazo libre del bolso otra compañera me agarró de
él, tirándome para que saliéramos rápido del hotel, para
preguntarme por el chico del ascensor.
Todos los demás seguían hablando boquiabiertos sobre lo que llevaba
y por lo que creían que habían visto en el ascensor, o sea,
nada.
A mis compañeras que me tiraban de los brazos, les dije que no sabía
quien era, y que solo nos habíamos dado las buenas noches, pero
entonces una de ellas dijo, que vio como él chico me daba algo
antes de irse y que mientras se iba yo me quedé paralizada.
A lo que yo le contesté que eran todo imaginaciones suyas, y que si
estaba paralizada es porque echaba de menos a ciertas personas, nada
más. Lo que en ese justo momento no era mentira porque estaba
pensando en ellas en esos instantes. Porque ellas eran las que
deberían haberme echo esas preguntas.
Al llegar al restaurante al cual íbamos a cenar, les dije a las
chicas que me soltaran los brazos, que necesitaba ir al baño.
En el baño, cogí mi bolso, lo abrí, y comencé a buscar el papel
que me había dado el chico del ascensor.
Lo miré y traducí lo que ponía, quería que nos viéramos en la
fiesta a la cual íbamos a ir más tarde, en un sitio y en una hora
concretada del lugar.
Me pregunté, ¿cómo sabía él que íbamos a ir a esa fiesta?, pero
al tener tantas posibilidades en mi cabeza salí del baño, para ir a
cenar.
Volví a sentarme en la mesa de los profesores, pero lo ocurrido en
el ascensor y el papel que acaba de leer, tampoco me permitió cenar
tranquila.
Al acabar fuimos a la fiesta. Esta se celebraba en el jardín de un
lujoso hotel, dónde todos nos quedamos boquiabiertos de la
preciosidad del lugar.
Mi compañera Noelia, le preguntó a mi profesor Don Shavier cómo
habíamos terminado en esa fiesta tan lujosa.
Este nos dijo ,que el dueño del hotel donde nos alojábamos, era
también dueño del hotel lujoso, llamado “The Castle in Italy”.
Y su hijo que en esos instantes estaba alojado en nuestro hotel, este
convenció a su querido padre, de que ya que eramos los únicos
estudiantes que estábamos en el hotel de tres estrellas, no podíamos
marcharnos de Roma sin estar en una de las más lujosas fiestas
celebradas en la ciudad.
Mis compañeros comenzaron a hablar entre ellos de la suerte que
teníamos de estar allí, mientras que yo me alejaba pensando que eso
no era suficiente razón para invitarnos a tal maravillosa fiesta.
Caminando, se me acercó un camarero ofreciéndome una bebida, a la
que yo rechacé amablemente, cuando sonó un gran reloj que había en
una torre del hotel, miré hacia arriba y vi que era hora de
marcharme al lugar que indicaba el papel.
Pero yo no sabía en que parte del jardín estaba el lugar indicado
llamado, “The Glass Bead”, por lo que me acerqué a un camarero y
le enseñé el papel. Este me dijo en Inglés y con señales, que
debía pasar por el puente que había a la derecha del jardín y
seguir todo recto por el camino de lámparas de llamas.
Empecé a ir en dirección al puente, el cual era de mármol blanco y
madera de Roble americano, cuando pasaba por él, vi que en el suelo
había una zona dónde en vez de mármol había cristal y se podía
ver los peces de colores moviéndose de un lado a otro.
Al cruzarlo vi un cartel con las lámparas de llamas ,en el que
ponía zona privada en inglés, me paré, pero mi corazón hizo
moverme y seguir hacia delante, sin pensar en las consecuencias que
me podía llevar tal acto.
Cuando ya llevaba unos pasos, comencé a ver motas rojas en el suelo
y al ir acercándome me di cuenta de que eran pétalos de rosas
rojas.
Llegué delante de un edificio completamente de cristal, rodeado de
agua y lo único que llevaba a la puerta principal era un pequeño
puente de madera de Roble americano.
Pasé tras el y vi que en la puerta del edificio había un guardia,
eso me hizo retroceder, pero el guardia me alcanzó con solo dos
pasos y en español me dijo que pasara, que me estaban esperando.
Entré en el edificio de cristal, tras la puerta había un chico que
me pidió el abrigo, lo colgó en una percha y me dijo que pasará
tras la puerta que tenía a unos metros.
Al llegar a la puerta toqué y una voz me dijo que pasara, abrí y lo
primero que vi, fue una mesa ,con un mantel rojo y dos velas,
entonces miré a mi alrededor y toda la sala estaba llena de velas y
pétalos de rosas rojas.
Pregunté si había alguien hay y en ese momento sonó una voz
reconocida desde una parte oscura de la sala, cuando le dio la luz de
las velas... me quedé paralizada.
Era el chico del ascensor, con un ramo de rosas rojas en sus manos.
Me las ofreció y yo se lo agradecí en Inglés, pero el me dijo que
no me preocupara por nada y que si quería podía hablarle en
español.
Se lo volví a agradecer, pero esta vez en español.
Me ofreció asiento delante de la mesa con velas y el tomó asiento
delante de mí.
A la luz de las velas nos miramos a los ojos y él preguntó por mi
nombre..., al que le contesté que era Alice. Me dijo que era un
nombre precioso y se lo agradecí sonrojada..., entonces le pregunté
por el suyo, el me contestó que su nombre era Richard Alexander
Castle.
Le dije que era precioso y le pregunté de dónde era, este me dijo
que era de New York, EEUU y empecé haciéndole preguntas de como era
aquello y que hacía ahora en Italia, si era por vacaciones, etc...
El con una sonrisa en la cara me dijo que aquello era precioso de
ver, pero que por trabajos de su padre, se ha tenido que trasladar
Italia.
Le pregunté en que trabajaba su padre y el me dijo que era
empresario.
Mi cabeza empezó a dar vueltas con pensamientos extraños y que
debía hacerle preguntas para ir eliminando esos pensamientos
innecesario que llenaban en esos momentos mi cabeza.
Entonces le pregunté sobre las empresas que tenía su padre, lo que
Richard me contestó, fue
que su padre era el dueño de los hoteles “The Castle in Italy” y
del “Black Gold”.
Me quedé en esos instantes paralizada, poniéndome poco a poco
translúcida, del mareo y nauseas que había comenzado a tener.
Richard me ofreció un vaso de agua, bebí y me sentí mejor, le dí
las gracias y le pregunté que si fue él, el que convenció a su
padre para que fuéramos a la fiesta, este me dijo que si.
Él fue quien se lo pidió a su padre.
Mi cabeza no paraba de dar vueltas y vueltas, por lo que pregunté el
por qué lo hizo
,diciéndole que no me creía la razón la cuál le había dado a su
padre de que eramos los únicos estudiantes en los dos hoteles.
Este me contesto que la razón por la que lo hizo fui yo, que desde
el momento en el que me vio entrar con mi equipaje en el hotel,
sintió que tenía que conocerme, que incluso cuando lo hiciera y
viera que eso no era suficiente, pediría mi mano a quien se la
tuviera que pedir.
En ese momento mis ojos se pusieron como platos, capaces de salirse
de sus órbitas por lo que acababa de escuchar, pero lo que ocurrió
es que empecé a llorar y llorar.
Richard me preguntó que si me había ofendido y me pedía disculpas
por ello y todo lo causado, al escucharle decir eso lo miré a su
ojos grises y negué con la cabeza una y otra vez, hasta que
al final conseguí pronunciar un no, le dije que no estaba ofendida,
solo que era la primera vez que me sentía tan amada por una persona
del sexo opuesto. Estaba tan avergonzada y no sabía el por qué.
Él para tranquilizarme puso música lenta y me ofreció bailar con
él, yo acepté y estuvimos bailando horas.
Cuando bailando la canción de Adele,”Someone Like You”, tenía
mi cabeza apoyada en el hombro de Richard, este me cogió de la
barbilla con calidez, comenzó a moverla hasta conseguir que nuestros
ojos se miraran y poco a poco fue acercando sus labios a los míos.
Mientras que el acercaba sus labios, yo estaba nerviosa no sabía
que hacer, iba a ser mi primer beso, tenía miedo a fastidiarlo...,
mientras pensaba en eso, no me di cuenta de que sus labios ya habían
llegado a los míos y por culpa de mis pensamientos me estaba
perdiendo el beso de mi vida.
Pero entonces mi teléfono sonó, nos separamos, pedí perdón y me
fui corriendo a coger mis cosas. Salí del edifico de cristal, me
quité los zapatos mientras pasaba por el pequeño puente de madera y
se me cayó uno al agua que rodeaba “mi palacio de cristal”, pero
seguí corriendo sin detenerme y cogí el teléfono, era Sandez mi
compañera, me preguntaba dónde estaba. Yo le contesté que me
encontraba en el baño del hotel, entonces ella me dijo que me diera
prisa que me estaban buscando y esperando para volver al hotel.
Cuando llegué dónde estaba mi clase, mi profesor preguntó por el
zapato, a lo que le contesté que se me había roto mientras bailaba
y lo había tirado.
En dirección a nuestro hotel caminando descalza, detrás de todos y
pensando en lo que había ocurrido, el mismo profesor que me pregunto
sobré el zapato, me dijo que cuando llegáramos al hotel, fuera a
por unos zapatos a la habitación y bajara de nuevo y me dirigiera al
”hall”. Le dije que allí estaría en cuanto me pusiera los
zapatos.
Llegamos al hotel y cada uno nos dirigimos a nuestras habitaciones
respectivas, llegué a la mía, deje el bolso en la cama con las
bolsas de las compras, fui al armario cogí la maleta y saqué unas
manoletinas que pegaban con mi vestido, me las puse y salí del
dormitorio, cogí el ascensor y mientas iba en el pensé que debía
de haber cogido el bolso porque tenía mi móvil y la documentación,
pero me dije que no iba a tardar nada, por lo que no me haría falta
y no iba a volver a mi habitación.
Salí del ascensor y encontré a mis dos profesores esperándome en
el “hall”, me acerqué a ellos y estos me dijeron que saliéramos
fuera que iban a fumar y que allí, hablarían conmigo.
Mientras salíamos, lo único en lo que pensaba era, que ellos me
iban a decir que sabían que había estado con el hijo del dueño del
hotel en la fiesta y que había olvidado sus normas de que
teníamos que estar todos los compañeros juntos.
Cuando estábamos fuera encendieron sus cigarros sin pararse, yo les
seguía un paso atrás, pero
ellos dijeron que me pusiera entre los dos y así lo hice.
Ellos me empezaron a preguntar como me lo estaba pasando, si echaba
de menos el hogar,etc... hasta que uno de mis profesores miró atrás
le hizo una señal al otro y cuando quise mirar hacia atrás para ver
que ocurría, me di cuenta de que estaba siendo elevada. Miré hacia
abajo y a los lados, mis pies no tocaban el suelo y mis brazo estaban
siendo agarrados, ahora no por profesores, sino por extrañas
criaturas que había creado mi imaginación, o quizás no.
Comencé a forcejear y a gritar, pero nadie salía en mi ayuda, uno
de los monstruos que me agarraba, tiró el cigarro y me tapó la
boca, no sabía con qué, porque mis ojos no podían ver al estar
llenos de lágrimas.
No podía gritar, ni ver a dónde me llevaban, solo podía oler el
sudor, mezclado con el tabaco en los cuerpos que me tenían agarrada,
ahora, de brazos y piernas.
Escuché a Don Shavier decirle a Don Ramil que girara a la derecha
que ese era el lugar dónde tenían todo preparado y unos segundos
después me dejaron en el suelo, uno seguía agarrándome, mientras
que escuchaba como el otro cerraba la puerta de entrada con un golpe
y con unas cadenas.
Las lagrimas dejaron de salir y pude ver el lugar en el que me
encontraba, era un local abandonado o algo parecido, estaba a oscuras
había unas cuantas velas que indicaba el camino a la puerta. Allí
vi que el profesor que había ido a cerrar la puerta ya volvía, vio
que lo miraba y me sonrió de tal forma que todo mi cuerpo sintió un
escalofrió intuyendo de que no traía nada bueno aquella sonrisa.
Pasó a mi lado, paró, se agachó y me agarró de la barbilla de tal
forma de mis ojos miraban a los suyos, entonces me dijo obscenidades,
de que me iba a enterar y empezó a reírse a carcajadas...,
entonces se levantó y me agarró de los brazos retorciéndomelos,
paralizándome, cuando vio que no podía moverme le dijo a Don
Shavier, que podía levantarse y prepararse para mi mayor
sufrimiento...
Vi como iba levantándose, se puso delante de mi, me miró y dijo que
era una zorra que buscaba esto hace mucho tiempo, se quitó los
zapatos uno me lo tiró en la cara y el otro en el abdomen, se
desabrochó el cinturón, después los pantalones y se los quitó
dejándolos en el suelo, entonces se bajó los calzoncillos..., en es
momento solo deseaba vomitar, gritar, pero no podía porque seguía
con la boca tapada.
Entonces él se agachó y lo primero que hizo fue romperme el vestido
con su largas manos, me quitó las manoletinas, me arrancó los
panties, dejándome en braga y sujetador...
Yo solo podía ver lo que me iba a ocurrir si esto seguía a si, vi
en sus ojos un odio al contemplarme en ropa interior que no tardó en
quitarme el sujetador y la braga, no podía parar de llorar,
intentaba dar patadas, quería salir de esa situación, pero entonces
Don Shavier me golpeó en la cara, me agarró del pecho, y me tiró
de el con fuerza, entonces hice un grito ahogado, sentía que estaba
mareada y confusa, pero el seguía manoseándome con sus manos...,
pensaba que eso no iba a ir a peor, hasta que me abrió las piernas e
introdujo sus dedos en mí y empezó a moverlos, mis ojos llenos de
lagrimas se pusieron como platos, querían salirse. Intentaba
suplicar, pero seguía con la boca tapada, miré hacia arriba, porque
no quería ver lo que venia ahora, pero lo que vi fue la cara del
otro monstruo que me agarraba sin dejarme defender.
Mientras intentaba rezar, sentí que las mugrientas manos del
monstruo de mi profesor, seperaba más mis piernas...noté como se
acercaba lentamente hacía a mí y me entroducía su asqueroso órgano
masculino, en esos momentos yo solo deseaba morirme, me arrepentía
por todo lo que había echo con mi vida...
Tenía la cara del hombre encima de mi pecho y subiendo con su lengua
lamiéndome, hasta
llegar a mi cara, veía como su cuerpo se movía hacia arriba y abajo
de mi cuerpo desnudo.
Sentía como ese movimiento se reproducía en mi interior, yo no
paraba de llorar, el me miró y con sus mugrientas manos me quitó lo
que me impedía hablar, lo primero que hice fue gritar, entonces el
pego sus labios a los míos intentándome besar, pero yo volví la
cabeza, este me la cogió desde la barbilla y me la giró, le escupí
en la cara y él me propinó un puñetazo en el estómago, me sentía mareada, pero volví a gritar, pidiendo
auxilio, le volví a escupir, entonces cogió de su izquierda uno de
sus zapatos y me pegó con el en la cara, quedé inconsciente a manos
de esos monstruos, que ahora podía hacer lo que quisiera sin
resistencia alguna.
Solo pude sentir que antes de desmayarme vi una ráfaga de luz
procedente de la puerta.
Cuando volví abrir los ojos, vi que no estaba en el lugar dónde me
desmayé, me quise incorporar, pero no pude por el dolor que recorría
mi cuerpo.
Escuché que una puerta se abría y en lo primero que pensé era
correr..., cerré los ojos, pero una voz femenina me dijo que los
abriera, le hice caso y cuando los abrí vi que tenía una bata de
doctora.
La mujer se presentó y dijo que era la Dra. Brennan, me dijo que
estaba en un hospital privado de Italia y que ella era la doctora de
Richard Alexander Castle, al escuchar ese nombre me estremecí, como
podía ser ella su doctora, cómo llegué a esa situación.
Ella me dijo que tenía que examinarme de nuevo la zona vaginal,
cuando le escuché lo de vaginal, me volví loca, empece a gritar y a
gritar, a moverme intentando dar patas a la doctora, aguantándome el
dolor que me producía tales movimientos y gritando que no, otra vez
no.
La doctora llamó a los enfermeros, para que me agarraran y así ella
podría inyectarme un tranquilizante.
Unas horas más tarde volví a despertar, miré en la habitación y
vi que no estaba sola, había una enfermera cambiándome el gotero,
me preguntó que si se me ofrecía algo, solo pude decir baño,
quería ir al baño.
La chica pidió ayuda de un ATS, me cogieron cada uno de uno de mis
brazos, intente no gritar por el miedo, me levantaron de la cama que
estaba postrada, cuando vi que tenía toda la bata y las sábanas
blancas cubiertas de sangre, me sentaron en una silla de ruedas, me
dio otra bata y me dejó en el interior del baño, antes de cerrar la
puerta me dijo que si necesitaba algo que la llamara en alto, su
nombre era Angela, que ella estaría ayudando a la celadora a cambiar
las sábanas de la cama.
La enfermera Angela me dejó enfrente del lavabo,miré encima de este
donde había un espejo, lo qui hice fue levantarme, agarrarme con
toda mis fuerzas al lavabo y mirarme fijamente en el espejo, cogí
toda la rabia de mi interior y rompí el cristal con un golpe de
cabeza, caí redonda en la silla, sangrando no solo de mi parte
vaginal, sino ahora también de mi frente, pero esto no me hizo
parar, vi trozos rotos de cristal en el suelo y cogí el más grande,
lo puse encima de una de mis muñecas, me encontraba mareada por la
sangre que perdía, por eso tenía que hacerlo ya.
Me clavé el cristal en las muñeca izquierda y tiré profundamente
hacia abajo, grité, pero no me detuve y puse el cristal en la otra
muñeca y volví hacer lo mismo que en la anterior, en esos momentos
entró la enfermera, me vio y pidió ayuda..., yo en ese momento solo
pude sonreír, pensé que todo había terminado en ese momento.
Pero no, volví a despertarme, pero esta vez no estaba en la misma
habitación que en la anterior, intenté mirar hacia abajo y solo
puede ver que estaba atada de brazos y piernas a una cama, sabía que
esa cama pertenecía a hospital, miré la habitación y reconocí que
era una habitación del hospital de la ciudad donde nací y crecí,
Rocky Mountain.
Entró alguien en la habitación, me hice la dormida, empezó ha
hablarme mientras lloraba, era mi madre. Cuando la escuché se me
rompió el corazón, empezó a tocarme la cara con sus manos cálidas
y yo no podía aguantarlo, quería gritar y llorar, pero me mordí el
interior del labio para no hacerlo, cuando ella se hubo ido, abrí
los ojos llenos de lagrimas.
Volvió a entrar alguien, estaba vez era un doctor, me vio llorando y
dijo que me tranquilizara que aquí estaba a salvo, y que si quería
podía volver a entrar mi madre para estar conmigo, yo rápidamente
negué con la cabeza, no podía mirar a mi madre a la cara en esos
momentos.
En varios días los médicos e inspectores de policía tanto de mi
ciudad como de Italia, intentaban que yo hablara, querían saber,
quienes me habían echo eso.
Cuando desperté en el hospital privado dónde iba Richard Castle
pensé que en esos momentos ya habrían cogido a esos monstruos, pero
no.
Resulta ,que cuando vi la ráfaga de luz de la puerta antes de
desmayarme, era la policía que
estaba allí gracias a la llamada de Richard, pero que cuando
consiguieron abrir la puerta, rompiendo las cadenas, los que me
habían hecho esas aberraciones ya habían huido por una puerta
trasera.
Solo sabían que eran dos, por la forma en la que me encontraron y
mis hematomas, porque que no había ninguna huella por ningún lugar
de esa habitación, lo único que tenían era la prueba del semen de
uno de ellos, recogida por la Dra. Brennan de mi vagina allí en
Italia.
Pero yo no hablaba, yo me tiraba los días acostada mirando al techo,
apenas comía y cada vez que lo hacía vomitaba.
Durante ese tiempo recibía la visita de mis padres, pero un mes
después de aquella maldita experiencia, tuve una visita inesperada,
era mi amiga Siza, cuando la vi entrar me tapé la cara con las
sábanas y le rogué que se fuera, ella no hizo caso y siguió dando
pasos hacia mi cama.
Seguía rogándole que se fuera, comencé a llorar, se lo imploraba,
pero entonces , agarró la sábana tirando de ella hacia atrás
quedando descubierta. Sus ojos cayeron en los míos, vi como su cara
cambiaba al paso de unos segundos al verme, pasó de tranquilidad a
un horror, le volví a pedirle que se marchará pero ella se quedó
mirándome y al final me abrazó.
Después de unos minutos, se separó y nos volvimos a mirar en los
ojos, sabía que mientras estábamos abrazadas ella había llorado, y
cuando se relajó, entonces es cuando se separó.
Miró hacia mis muñecas vendadas, pero aun así yo las quería tapar
con la sábana, pero no podía al estar atada..., Siza me dijo que
estuviera tranquila, que solo ella sabía lo que me había ocurrido,
los demás pensaban que seguía en Italia, con la escusa de haber
recibido una beca para estudiar, como respuesta, yo asentí.
Ella dijo que tenía que volver a clase, pero que vendría por la
tarde y que intentará descansar.
Cuando se hubo ido comencé a llorar, unos minutos más tarde me
quedé dormida.
Me despertaron a la hora de la comida, decían de que debía ir
comiendo por mi misma y no por suero, como hacía dos semanas antes.
Yo me negaba rotundamente, aquello era un infierno tanto para mí,
como para los que me traían los alimentos y los que querían
dármelos, es decir, ATS y mis padres.
Al final terminaban rindiéndose y se iban, mientras que los ATS me
ponían tranquilizantes y terminaban dándome comida por intravenosa.
Unas horas después me encontraba sentada en la silla de ruedas con
la mirada pérdida, entonces llegó Siza me saludó y empezó a
contarme novedades de cosas que ella sabía que me gustaban,
estuvimos así durante varios días, hasta que en uno de ellos, la
miré y sonreí, ella boquiabierta siguió hablándome sobre ese
tema, poco a poco iba comentando e iban siendo diálogos y no
monólogos.
Ella era la única que hacia que en el tiempo que pasábamos juntas,
olvidara todo lo ocurrido un mes atrás, sentía que eso era solo un
mal sueño de una noche, pero en cuanto se marchaba el mundo se me
caía encima. Y solo podía llorar y llorar.
Un jueves por la tarde escribía en el diario que empecé antes de
llegar a Roma, cuando de repente se abrió la puerta de la
habitación, era Siza, yo nerviosa intenté guardarlo bajo el colchón
lo más rápido que pude.
Detrás de ella había una enfermera, me saludo y con la ayuda de
Siza me sentaron en la silla de ruedas, entonces la enfermera me dijo
que iban hacerme unas pruebas, yo asentí y miré hacia atrás para
preguntarle a Siza si me acompañaba, esta me dijo que esperaría en
la habitación, yo le asentí con la cabeza.
En cuanto salí por la habitación Siza se asomó para estar segura
de que no hubiera nadie en el pasillo, cerró la puerta y se dirigió
a la cama dónde yo dormía.
Allí bajo el colchón vio algo que sobre salía, tiró de él y vio
que era un cuaderno, lo abrió y
comenzó a leerlo.
Mientras leía su cara se crispó y poco después se lleno de rabia,
Siza se estaba enterando de todo lo que ocurrió en Italia por mi
propio puño y letra, además de que estaban escritos los nombres de
mi violador y su cómplice.
Al leerlos los ojos de Siza se quedaron como platos, entonces la
puerta se abrió era la enfermera que me traía de vuelta tras hacerme la prueba.
Siza guardo con rápidez el cuaderno en el bolso que colgaba de su
hombro.
Yo al verla extraña, le pregunté si le pasaba algo, esta me
contestó que no pasaba nada, solo que le acababa de llamar su madre
y tenía que volver a casa, se despidió y se fue.
La enfermera acercó la silla hasta mi cama y me ayudó a acostarme
en ella, cuando se hubo ido, fui a coger el diario dónde
supuestamente lo había dejado, y tal fue mi sorpresa al notar que
allí no estaba.
Pensé que se habría caído o algo, intenté buscarlo desde la cama
pero nada..., hasta que se apareció una imagen en mi mente, era
Siza guardándose algo en el bolso, pero yo negué con la cabeza,
dudaba que ella lo hubiera cogido.
En ese momento llegó el ATS y me inyectó un tranquilizante para
poder dormir.
Siza de camino a su casa, sacó el libro de su bolso y releyó una y
otra vez los nombres de Shavier y Ramil ella no se podía creer lo
que estaba leyendo.
Al llegar a su casa, se encerró en su cuarto pensando en como iba
hacer para que los detuvieran, porque no era justo que estuvieran
libre ante tal atrocidad.
Pasó toda la noche en vela. Al amanecer se levantó de la cama
mareada, pensando que todo fue un terrible sueño, pero al mirar a su
escritorio vio que allí estaba el diario, tal y como lo había
dejado la noche anterior.
Se duchó, se vistió y se fue al instituto sin desayunar, ya que no
tenía apetito.
Lo primero que hizo al llegar fue dirigirse al despacho de la
directora, pero el conserje le dijo que hasta las 09:00 a.m no
llegaba, Siza resignada se fue a su clase.
Después de terminar su primera clase, salió para ir a buscarla,
pero vio que acababa de entrar en la clase de al lado y el profesor
que le tocaba llegó en ese justo instante, entonces entró y se
sentó ya no sabía que hacer, estaba demasiado nerviosa.
Respiro hondo y se dijo que iría a buscarla en la hora del recreo. Y
así lo hizo.
Llegó a la puerta de su despacho, tocó y la voz de la directora le
dijo que entrara, al verla le preguntó que se le ofrecía, Siza sacó
el diario, se lo entregó y le dijo que lo leyera . Esta lo cogió y
lo leyó. Al terminar miró a Siza muy sería y le preguntó que si
estaba completamente segura de que fueron ellos, esta le respondió
que ese diario no era suyo sino mio(Alice), que dudaba mucho de que
yo me confundiera en algo tan grave.
La directora, llamada Lordis, cogió el teléfono y llamó a la
policía ,estos dijeron que ya estaban enviando una patrulla, Lordis
colgó y le dio las gracias a Siza por todo, y le pidió que volviera
a clase y que no se preocupara por nada. Siza se fue a clase
llevándose el diario con ella.
La policía llegó al instituto y entró en el despacho de la
directora, esta hizo llamar a Siza, para que le entregara el diario a
la policía. Cuando estos lo leyeron, preguntaron a Lordis que si se
encontraban los dos en el establecimiento, esta afirmó con la cabeza
y les dijo que en la siguiente hora, iban a estar en clases
contiguas, una al lado de la otra, en la planta más alta, dijo
esto, para que cuando tuvieran que arrestarlos fuera imposible que
huyeran.
Los policías asintieron, y miraron a Siza, estos le dijeron que
debía poner en evidencia a uno de ellos(Shavier)ya que era a ella a
quién le tocaba en la siguiente hora, intentando su confesión
delante de la clase, ella asintió y se marchó del despacho.
Era viernes a la 13:20 a.m cuando entró cada profesor en su clase.
En la mitad de la clase de historia, Siza le preguntó a Don Shavier
Si sabía dónde estaba yo en realidad , ya que por lo que ella
sabía, él fue el último en verme antes de quedarme supuestamente
allí a vivir, porque desde entonces no tenía noticias mías.
Este nervioso, le contestó de que eso no tenía nada que ver con la
clase de historia, entonces Siza le echó en cara, de que nunca
interrumpía sus clases y tenía el derecho de saber dónde estaba su
amiga, pero en ese momento llamaron a la puerta y entró Lordis.
Don Shavier, con su risa burlona, le preguntó que se le ofrecía,
esta lo único que hizo fue señalar a la puerta abierta, él al
mirar vio que entraban dos policías y el profesor le preguntó que
deseaban.
Los policías le dijeron que estaba detenido y que debía permanecer
callado..., toda la clase se quedó atónita, menos Siza claro, que
tenía una larga sonrisa en su rostro.
Don Shavier, al ser alto y fuerte, intentaba forcejear, pero al ver
la cara de Siza se paró y le preguntó que porqué se reía, esta
solo pudo decir, que sabía lo que habían hecho el y el otro, y que
lo pagarían caro.
Mientras tanto en esos mismo momentos en la clase de al lado, pasaba
algo parecido estaba el jefe de estudios, con dos policías
arrestando a Ramil el profesor de matemáticas, todos estaban
atónitos, pero salieron de la clase en cuanto sacaron al profesor
para llevárselo, pero tal conmoción se creó cuando vieron que no
era el único arrestado, si no que también era lo era el profesor de
la clase de al lado.
La directora intentó poner orden y cuando lo consiguió, les dijo a
los alumnos de las dos clases que entraran a clase, que cuando se
solucionara todo se les informaría.
Diez minutos después de que se llevaran a los profesores arrestados,
mandaron a los alumnos de las dos clases a sus respectivas casas.
Estando ya fuera, ninguno iba a volver a su casa sin hablar antes de
lo ocurrido.
María S fue la primera que comentó su arresto, después fueron
María del Mar y Pablo.
Mientras ellos discutían por la razón, Siza intentaba escabullirse
de aquel alboroto, porque quería ir al hospital para informarme de
lo ocurrido, pero fracasó en el intento, porque en el momento que ya
se iba, alguien la agarró del hombro, miró hacia detrás y vio que
era Sarah.
Esta la miró directamente a los ojos muy sería durante unos
segundos, hasta que le preguntó si ella sabía algo de lo que
acababa de ocurrir, Siza resignada le dijo que le acompañará y que
mientras caminaban le pondría al día de todo lo ocurrido.
Al llegar al hospital, Siza dijo a Sarah que esperará fuera de mi
habitación, entrando Siza primero y me contara lo ocurrido hace
unas horas, además de decirme que Sarah sabía todo y que estaba
allí para verme.
Cuando Siza entró, vio que estaba en la silla de ruedas mientras
leía un libro.
Yo alcé la vista al escuchar la puerta y vi a Siza, le saludé con
una pequeña sonrisa a la vez que cerraba el libro y lo ponía encima
de la cama.
Esta se sentó a mi lado, me miró fijamente a mis ojos, puso su dedo
índice en sus labios para que estuviera en silencio, mientras ella
me contaba el arresto de mi violador y su cómplice.
Al terminar yo no podía pronunciar palabra alguna, me encontraba
llorando no sabía si de tranquilidad o de miedo..., unos minutos
después cuando me hube tranquilizado, Siza me dijo que tenía que
saber que Sarah, estaba tras la puerta de mi habitación, que ella
sabía todo lo que me había ocurrido desde el viaje a Italia, en ese
momento me sentí muy avergonzada.
Siza se levantó para decirle a Sarah que entrara, mi primera
reacción fue echarme por encima una sábana del hospital que tenía
encima de mis piernas, no quería que me viera en ese estado.
Cuando hubieron entrado, pedí a Sarah el favor de que se marchara a
su casa, agradeciéndole por querer saber de mí, después de lo
ocurrido meses atrás.
Esta no se iba, mis nervios se afloraban, no quería que me viera
así... además de que necesitaba contarle algo muy importante a
Siza.
Seguí por varios minutos pidiéndole que se marchara de forma
educada, pero no se iba, asi que comencé a gritarle e insultarla
para que se fuera, pero nada..., hasta que respire hondo, entonces le
dije que la odiaba y que no quería volver a verla.
Entonces le pregunté a Siza que si podía llevarme al baño, porque
al tener puesto el suero y la sábana tapándome completamente no
podía mover la silla de ruedas.
Cuando llegamos al baño y Siza hubo cerrado la puerta,me aparté la
sábana de la cara y le pedí que se acercara, esta lo hizo y me dijo
que había sido dura con Sarah.
Con los ojos en lágrimas, agarré sus manos tirando de ellas para
que se agachara, cuando lo hubo hecho, puse su mano derecha encima de
mi vientre.
Siza estupefacta se levantó, no podía creer lo que aquello
significa y para saberlo en su totalidad, me arrancó la sábana
completamente.
Y en efecto vio que era verdad, aquello que no podía creer, estaba
embarazada de mi violador.
Mi amiga me miraba con ojos de compasión y sin decirme nada, yo la
comprendía, si fuera ella la que estuviera en mi situación,
tampoco sabría que decirle.
Después de unos minutos, le dije que ella era la primera en saberlo,
ni siquiera mis padres lo sabían todavía y que por favor debía
seguir siendo así. Le pedí que lo prometiera y esta lo hizo.
Entonces le dije que saliéramos del baño, que lo más seguro que
Sarah ya se había ido y podíamos hablar mejor en la habitación.
Ella asintió y fue abrir la puerta, pero antes de que lo hiciera, le
pedí que me diera la sábana, por si acaso Sarah no se había ido, y
que si así era, evitaría que me viera en tal estado.
Al salir del baño, pregunté si estaba Sarah, y esta misma me dijo
que no se iba a ir hasta que no me viera la cara al menos.
Yo ya no sabía como pedirle que se fuera, entonces le empecé a
gritar de nuevo, diciéndole que se fuera y que no quería volverla a
ver, y entonces me entró la tos, me costaba respirar y vi en la
sábana blanca unas manchas rojas.
Era sangre que había salido de mi boca tras la tos, esta no se me
calmaba, lo que me provocó arcadas. Entonces vomité, al hacerlo,
la sábana cayó al suelo, no podía creer lo que estaba
contemplando, vomitaba sangre, cuando hube terminado, miré hacia
arriba y vi a Sarah enfrente de mi.
No soportaba esa situación, mi cabeza me daba vueltas, empecé a
gritar, a dar patadas, y empecé a tener convulsiones, entonces vi
como entraban médicos y enfermeros, todo estaba pasando muy rápido.
Estos pidieron a Siza y a Sarah que se marcharan, diciéndoles que no
era conveniente que se quedaran.
Cuando ellas hubieron salido, me pusieron boca arriba, miraron que no
me estuviera mordiendo la lengua y me inyectaron un tranquilizante,
lo último que recuerdo es la sangre que había en la bata de uno de
los médicos.
Siza y Sarah esperaban en el pasillo, escuchando los gritos que
procedían del interior de la habitación, pero unos minutos después
solo había silencio, entonces ellas se miraron preguntándose que
había ocurrido, el porqué de ese repentino silencio que aun seguía,
querían entrar y saber que ocurría...
En ese momento se abrió la puerta de la habitación y salía uno de
los médicos que tenía su bata cubierta de sangre, entonces Siza y
Sarah se acercaron y preguntaron como estaba.
El médico les contestó que estaba estable y que no podía decirles
más ahora mismo ya que se dirigía a informar a mis padres de lo
ocurrido y de mi situación actual, estas les abrió el paso
dejándole pasar.
Pero entonces, salió otro médico cubierto también de sangre, ellas
se acercaron cerrándole el paso y preguntaron por mi situación.
Este preguntó quienes eran y que si alguna de ellas era mayor de
edad, a lo que Siza respondió que eramos como hermanas y que ella si
era mayor de edad, el médico las miró y les dijo que estaba estable
en estos momentos, pero que estuve a punto de abortar ante tales
movimientos que había hecho y por la sangre que había perdido, y
que encuanto estuviera la habitación limpia y me hubieran cambiado,
me harían pruebas de el porqué vomité sangre.
Cuando este se hubo marchado Sarah miró a Siza y preguntó
¿abortado?, Siza asintió, entonces Sarah dijo que creía que lo que
había visto era todo por el camisón que llevaba y que no fuera que
yo estuviera en estado.
Siza le respondió, ¡Dios mio! ¿y qué más le espera?, dándole la
espalda a Sarah se acercó a la ventana dónde se le escapó que
hubiera sido mejor que hubiera abortado...
Sarah agarró el hombro a Siza diciéndole que no pensará eso, que
las cosas se arreglarían, Siza se dió la vuelta se miraron y
escucharon a alguien que lloraba, giraron sus cabezas y vieron que la
mujer que lloraba era mi madre, vieron que era por lo que el médico
ya con una bata limpia, le decía lo que acababa de ocurrir.
Siza y Sarah decidieron marcharse antes de que mis padres se dieran
cuenta de que estaban allí, mientras salían del hospital Siza dijo,
que esto no lo sabe nadie más aparte de mi familia y que
así debe seguir siendo, Sarah asintió, entonces se separaron para
coger distintos caminos para volver a sus casas.
Sarah lo primero que hizo al llegar a su casa, fue meterse en el
baño, se miró en el espejo y con rabia le metió un puñetazo a uno
de los azulejos de la pared, al ver su mano ensangrentada, comenzó a
llorar, pero no por dolor, sino por la incapacidad que sentía al ver
que no podía ayudarme de alguna manera, no como las veces
anteriores, las cuales recibí su ayuda y la de Siza.
Cuando se hubo tranquilizado, se lavó la herida, se echó lo
correspondiente para desinfectarla y salió del baño, pero en ese
justo momento se cruzó con su hermana Olaya, esta la miró y sabía
que algo no iba bien.
Parece extraño que os diga esto, pero Olaya tiene un cierto don, por
el cual sabe cosas que los demás no sabemos, si no han sido
contadas, entonces Olaya cogió el brazo de Sarah y tirando de ella
la llevo a su dormitorio, cuando hubieron entrado Sarah cerró la
puerta por orden de su hermana.
Se miraron a los ojos y Olaya fue la que empezó hablar, Sarah tenía
la mirada perdida, pero asentía todo lo que decía su hermana,
hasta que se nombró mi nombre, entonces giró la cabeza y se
volvieron a mirar a los ojos.
Olaya le dijo que sabía lo del arresto de los profesores, y que
justo cuando los dejaron salir, Siza y ella, habían desaparecido.
Olaya no sabía como, pero sabía que ese arresto tenía que ver
conmigo, su hermana boquiabierta no sabía si contarle la verdad o
no, eran hermanas y ella sola no podía con tal peso encima...
Sarah entonces mirándola a los ojos le dijo que prometió a Siza no
decir nada, y que ella debía cumplirlo, su hermana asintió y Sarah
comenzó a contarle toda mi experiencia desde la violación en Italia
hasta lo ocurrido esa misma tarde.
Olaya con la mirada clavada en el suelo, negaba con la cabeza, no
podía creer lo que escuchaba, sabía que algo había ocurrido al ver
que no volví con lo demás, pero no algo tan desagradable, pero
entonces subió la mirada y le dijo a Sarah que mañana Sábado iría
a verme, que lo necesitaba y que quería que fuera también ella y
Siza.
Sarah asintió y Olaya se marchó de la habitación, en cuanto salió
cogió el teléfono y llamó Siza, cuando esta contesto lo primero
que dijo fue que se lo había contado a su hermana, porque necesitaba
hablar con alguien y que mañana quería verme con ellas dos.
Siza la intentó tranquilizar, diciéndole que ella era su hermana y
mi amiga y que tenía el mismo derecho a saberlo como ellas, aunque
había otras que también debían saberlo, pero ahora no era
conveniente por mi estado.
Tras un pequeño silencio Siza le dijo que mi madre le había llamado
hacía unas horas, y que le había preguntado sobre si sabía sobre
mi embarazo, esta al contestarle que si, mi madre preguntó sobre si
sabía lo ocurrido esa tarde y que estuve apunto de abortar, a lo que
ella volvió a decirle que si, entonces mi madre le confesó que
ojalá hubiera abortado, pero a que los médicos le contestaron que
si eso hubiera pasado, yo hubiera muerto desangrada, gracias al no
haber abortado, podía seguir con vida.
Sarah se quedó paralizada al escuchar lo que Siza le estaba
contando, esta siguió diciéndole que mi madre le había llamado
para quitarse algo de peso de encima, y para que supiera que ella
estaba decidida a que abortara y que ahora no sabía que hacer, no
quería que ellas sin querer o por error dijeran algo, en lo que yo
podría tomar como salida fácil, temía a que eligiera eso y no el
luchar.
No sabía que hacer cuando me viera al día siguiente, que me diría
para tranquilizarme, era su hija, había sido violada y a causa de
eso yo estaba embarazada de quien me hizo tal atrocidad, ella se
había enterado esa misma tarde de esa noticia y el de que pude
perderlo, se culpaba el no haberlo sabido antes, aunque no sabría
que hubiera hecho para ayudarme, si hablarme del aborto así de
repente, después de todo por lo que pasé.
Sarah le dijo a Siza que la entendía, mi madre estaba destrozada al
no poderme ayudar.
Siza dijo que tenía marcharse que le avisara a que hora querían ir
a verme, se despidieron deseándose las buenas noches y después de
colgar se acostaron e intentaron dormir, aunque ninguna de las dos lo
consiguió.
Al día siguiente estaban las tres (Olaya, Siza y Sarah), en la
puerta de mi habitación del hospital, Olaya entró la primera y vio
que estaba en la cama dormida, volvió la cabeza hacia su hermana y
Siza y les dijo que entraran en silencio, que estaba dormida y quería
aprovechar esa situación, cuando dijo esto Siza y Sarah se miraron
para saber a que se refería.
Se acercaron las tres, Olaya les hizo un ademán para que se
sentarán, estas lo hicieron. Olaya se me acercó, me miró y vio que
estaba tapada con una sabana, pensó en quitármela, pero primero
quería hacer una cosa antes de hacerlo. Miró mi vientre y posó su
mano en él, sintió y vio con su mente algo, sabía que lo que
llevaba dentro de mí era pecado, y ese pecado me carcomía por
dentro, algo no iba bien, ella no sabía exactamente el que, pero no
era bueno, veía en mí un sufrimiento mayor que el ya causado y todo
por culpa de ese pecado.
Quitó la mano del vientre y tiró hacia abajo de la sábana muy
despacio, intentando no despertarme, vio que estaba atada de brazos y
piernas, también vio mis muñecas aun vendadas y algo que tenía en
una de mis manos, puso su mano en la mía para saber que es lo que
había en su interior, y sin yo abrirla supo que tenía el colgante
regalado por su hermana en mi último cumpleaños, ese colgante era
un ojo de plata y nunca me separaba de él, sabía que en su interior
había fuerza y esperanza, que había estado guardando durante todo
ese tiempo.
Olaya miró hacia Siza y Sarah, le dijo que se acercaran y que
pusieran una de sus manos encima de la mía, en la de donde se
encontraba el colgante, estas lo hicieron sin rechistar, cuando lo
hubieron hecho preguntaron si había algo que deberían saber y si
esto ayudaba en algo, a lo que Olaya le respondió que en esa mano,
es decir, mi mano, deberían pasar todas sus esperanzas y deseos de
recuperarme, que ahí dentro, se encontraba algo que podía ayudarme,
pero que no tenía la suficiente fuerza para hacerme seguir adelante.
Ellas asintieron y apretaron sus manos a la mía, pero entonces
desperté.
No recordaba nada del día anterior, solo de una bata ensangrentada,
miré a mi alrededor y las vi a las tres, que me tenían cogida de
una mano, sentí algo extraño, y eso me causó que me despertara.
Las miré y les dediqué una sonrisa, ellas no se lo esperaban, pero
me la devolvieron, intenté abrir la mano que me tenían cogida, para
saber que era aquello que sentía, al abrirla vi que estaba mi
colgante del ojo de plata, sonreí al verlo, pensaba que lo había
perdido durante la violación, pero no, estaba en mi mano, sin ningún
rasguño, tal y como lo recordaba, pero vi que no era del todo
cierto, no estaba igual, el interior del ojo solía ser de un negro
azulado y ahora estaba rojo, un rojo sangre. Eso me asustó, pero
después sentí que eso no tenía porque ser malo, sentía que me
daba fuerzas para seguir adelante...
Alcé la mirada, miré a Sarah y pedí perdon por lo del día
anterior, era cierto que no me acordaba de lo ocurrido, pero tenía
claro, que era por algo que le dije y le hice, ella negó con la
cabeza como si no importara, pasé la mirada a Siza y le pregunté si
sabía algo de ayer que ella no supiera. Siza tragó saliva no sabía
si contarme lo del casi aborto o no, pero lo hizo, me dijo que me
harían unas pruebas para saber porqué vomité sangre, pero que casi
aborto por los movimientos tan bruscos que hice tras las
convulsiones, entonces le pregunté que si no hubiera sido mejor
haber abortado en ese momento, porque yo no podría abortar por mi
consentimiento, si tenía que serlo, debería ser natural y no
provocado.
Siza negó con la cabeza, yo me quedé perpleja y pregunté el por
qué no hubiera sido mejor abortar naturalmente y no tener que
soportar el estar embarazada de un ser asqueroso y odioso, a lo que
ella me respondió simplemente que si eso hubiera ocurrido yo habría
muerto desangrada.
Me quedé sin palabras, mi cabeza daba vueltas, deseaba que eso
hubiera pasado, la solución era el estar muerta, todo acabaría,
pero por otra parte no quería quitarme la vida, no debía permitirme
quitarme la vida solo por unos hombres que me la destrozaron.
Al volver en sí, vi que alguien entraba por la puerta era una
doctora, se acercó y pidió a las demás que por favor salieran de
la habitación, cuando lo hubieron hecho, se presentó como la doctora neonatal Jéssica Capshaw, y me dijo que estuviera tranquila,
solo me iba hacer un chequeo, a lo que asentí.
La doctora puso sus manos en mi vientre e iba apretando, me dijo que
le avisara si dolía o no, a lo que no paré de quejarme del dolor
punzante que sentía, y entonces dejó de apretar, me midió la
temperatura y me dijo que aún tenía fiebre, pero que me había
bajado, y entonces llegó mi suplicio, la Srta. Jéssica me dijo que
debía hacerme un chequeo vaginal, que debía separar las piernas,
cuando ella las desatara, y que luego intentara relajarme, le asentí
y cuando me hubo desatado las abrí, entonces me dobló las rodillas
y me intentó relajar mediante conversación, mientras lo hacíamos
yo apretaba con fuerza el colgante.
La doctora intentaba ser cuidadosa y amable, me decía que estuviera
así un poco más que lo hacía muy bien, después de unos minutos
bajó mis piernas y me las volvió atar, me deseó las buenas tardes
cuando se marchaba, pero pedí que no se fuera sin antes decirme como
estaba todo, entonces retrocedió y me dijo que debería decírselo
primero a mis padres, pero que me lo iba a decir para que estuviera
más relajada. Me dijo que sigo estando en riesgo de desangrarme, de
tener un parto prematuro lo cual provocaría mi muerte y posiblemente
la del feto, le agradecí que me lo hubiera dicho y esta se marchó.
Unos minutos más tardes entraron de nuevo las chicas, decían que
venían a despedirse, tenían que volver a casa, les pedí un abrazo
antes de que se fueran, lo necesitaba.
Llegó el lunes, Siza se levantó, desayunó, se duchó y se dirigió
al instituto, como siempre llego antes, iba ensimismada en su mundo,
hasta que vio un coche de policía en la entrada del instituto, al
entrar vio a la directora en la puerta de su despacho, esta le dijo
que la estaba esperando e hizo que entrara al despacho, cuando hubo
entrado vio que había dos personas, estas eran un hombre y una mujer
los dos de mediana edad, el hombre era alto, delgado pero se veía
fuerte, con los ojos azules, el pelo rubio y despeinado, mientras que
la mujer también delgada, melena larga de color castaño, tenía una
mirada inquietante, no solo por su fuerza interior, sino también
porque uno de los ojos era color avellana, mientras que el otro era
un castaño oscuro, su mirada era intimidante, pero a la vez te daba
confianza.
El hombre se presentó como agente de policía de Italia, llamado
Eric Crhistian Olsen y que la chica era su compañera Daniela Ruah,
Siza se presentó también y les preguntó cual era la razón de que
estuvieran allí si ya habían arrestado al violador y a su cómplice,
la agente Daniela le dijo que estaban para comunicarle la tragedia de
la noche anterior, Siza encrispó el rostro al no saber a que se
refería, Eric siguió contándole a Siza y a la directora el porqué
de una visita tan temprana, este les dijo que esa madrugada se
encontró el cuerpo inerte de uno de los arrestados el viernes. Tanto
Lordis como Siza se quedaron atóntitas, mientras que Daniela siguió
con la información, esta les dijo que el fallecido era Don Shavier y
que la causa de la muerte era suicidio, se había ahorcado con
pañuelo que llevaba al cuello cuando fue arrestado.
Lordis al escucharlos se tiró hacia atrás en su asiento, gritando
¡Dios mio!, mientras que Siza se quedó con la mirada perdida, sin
saber si sonreír o sentirse mal ante tal acontecimiento.
Los agentes antes de marcharse, dijeron a la directora que esto no
podía llegar por ahora a la prensa, por el bien de las personas que
estaban relacionadas al caso, Lordis asintió y ellos se marcharon
dando los buenos días.
Cuando se hubieron ido, Siza preguntó que les iba a decir a sus
compañeros de lo ocurrido del viernes, porque tanto Lordis como
ella, sabían que lo primero que iban hacer es preguntar sobre
aquello.
La directora le contestó, que a los alumnos se les dirá la verdad,
pero parte de ella, en ese momento sonó el timbre para ir a clase,
lo que le sirvió como excusa para que Siza fuera a su clase para
decirle a sus compañeros que bajaran al gimnasio con la otra clase
que estuvo presente en el otro arresto. Siza asintió y salió a
toda prisa del despacho.
Cuando estuvieron ya todos en el gimnasio , incluidos los profesores
respectivos a los que les tocaba dar esas clases, entró Lordis,
todos dejaron de hablar entre ellos, Siza se encontraba sentada al
lado de Sarah, la cual no sabía nada ya que no le había dado tiempo
de contarle la novedad.
La directora empezó diciendo de que lo ocurrido el viernes, no fue
ninguna broma, esos dos hombres habían cometido una atrocidad y
debían pagar ante la justicia, estuvo unos minutos en silencio hasta
que prosiguió, dijo que uno de ellos, Don Shavier, había aparecido
muerto en su celda y no se sabía la causa de su muerte.
Todos incluso los profesores que estaban presente, se quedaron
atónitos ante la noticia, ya no les importaba que es lo que hicieron
para ser arrestados, sino que uno de ellos había muerto.
Entonces la directora se despidió mientras salía del gimnasio, los
profesores estuvieron unos minutos hablando entre ellos, y después
Koque se llevó a sus alumnos a clase.
Los demás se quedaron con Manoli, la profesora de educación física,
esta les hizo calentar y después continuó su clase como un día
cualquiera y todos siguieron sus órdenes sin rechistar.
Manoli entonces se sentó en su escritorio con María S que al tener
un problema de espalda no podía hacer ejercicio físico mientras que
tuviera el corsé puesto.
María S vio que Manoli tenía la vista pérdida, y le preguntó si
le ocurría algo. La profesora giró la cabeza para mirarla y le dijo
que hoy era un día extraño, entonces María S le volvió a
preguntar, sobre el por qué de que aún sabiendo la noticia de la
muerte del profesor de historia ha seguido con la clase como si fuera
un día como cualquier otro. Manoli se levantó dándole la espalda a
María, pero después de unos segundos se volvió a sentar mirando a
mi compañera a los ojos, está sintió un escalofrió que le
recorrió todo el cuerpo.
Manoli comenzó a decirle a María que la razón por la que no había
parado la clase por su muerte, es porque no creía que ese hombre se
lo mereciera por lo que hizo.
Mi compañera tragó saliva y sacó fuerzas internas para preguntar
que es lo que hizo para que le arrestaran y que eso causara su
suicidio, Manoli entonces le negó con la cabeza, mientras que le
decía que eso no podría saberlo ni ella ni los demás por ahora,
que ya se diría todo lo ocurrido cuando fuera conveniente.
María S asintió y se mantuvo callada hasta que acabó la clase.
Para todos mis compañeros, incluidos profesores fue un día
demasiado extraño, por cualquier parte que se iba del instituto se
hablaba sobre la muerte del profesor, en solo unas horas ya
circulaban relatos por la supuesta muerte.
En el recreo Siza y Sarah al estar con Kelly, Rosa, María S y
Noelia, no se escaparon de las habladurías sobre el arresto de los
profesores y el suicidio de uno de ellos. Siza y Sarah intentaron
mantener la compostura, pero entonces como excusa les dijeron que se
iban a la biblioteca para coger un libro.
Cuando iban bajando por las escaleras en dirección a la biblioteca,
comenzaron hablar, se dijeron que esa tarde después de comer irían
a verme y me darían la novedad de hoy.
Mientras tanto, en esos momentos me estaban haciendo una endoscopia,
para saber la causa de vomitar sangre. Si hubiera sido en otra
ocasión me hubieran hecho un TAC o una resonancia, pero al estar en
estado, tuve que aguantarme con un tubo con una cámara que entraba
por mi boca hasta llegar al esófago.
La doctora Bailye tenía mi mano agarrada y me hablaba para
tranquilizarme, mientras que otro doctor era quien me introducía el
tubo del endoscopio por la boca.
Al terminar las enfermeras se fueron de mi habitación llevándose el
aparato, pero la doctora Bailye y el doctor Webber se quedaron.
El Dr. Webber fue quién empezó hablar de una manera fácil para que
le entendiera, este me dijo que la causa de vomitar sangre, era un
úlcera de estómago causado por lo anteriores vómitos del embarazo.
Antes de que los doctores marcharan me inyectaron un tranquilizante
para que estuviera calmada y pudiera dormir.
Desperté al entrar Siza y Sarah a mi habitación después de unas
horas.
Me saludaron y preguntaron por mi estado, yo les dije la causa por la
que vomité ese día el cual le dije cosas horribles a Sarah por lo
que volví a pedirle disculpas, ella negó con la cabeza.
Siza entonces habló y dijo que tenían algo importante que contarme,
les pedí que me ayudaran
incorporarme un poco en la cama.
Cuando lo hubieron hecho Siza comenzó a decir lo que ocurrió esa
madrugada, Don Shavier se había suicidado.
Yo perpleja que me encontraba, no sabía que hacer, mi cuerpo no
racionaba hasta que comencé a llorar, Siza y Sarah intentaron
tranquilizarme por mi bien.
No se exactamente cuanto estuve llorando, pero Siza al ver que no
paraba, llamó a un enfermero y esté me inyectó un calmante y les
pidió que se marcharan.
Siza y Sarah durante el camino no hablaron de nada, tan solo un adiós
al tener que separarse para volver a sus respectivas casas.
Cuando llegaron se fueron directamente sus camas.
Olaya al llegar más tarde a casa y ver a su hermana ya en la cama,
preguntó que le ocurría y al ver que Sarah no le contestaba, Olaya
le dijo que ahora tenían una cosa menos por la que preocuparse, se
refería a la muerte de Don Shavier, su hermana al escuchar eso la
miró con extrañeza, ya que no sabía a que se refería con eso,
pero no preguntó solo se giró dándole la espalda a su hermana.
A la mañana siguiente cuando se hubo levantado Siza y se dirigía a
ducharse vio que alguien llamaba a su teléfono móvil, miró haber
quien era, pero no tenía ese número registrado, aún así lo cogió,
ella se quedó perpleja al saber quien era, yo.
Me preguntó si me ocurría algo, le contesté que estaba bien que
estuviera tranquila y le pedí que viniera a verme sola cuando
pudiera, si podía ser pronto mejor... ya que quería hablar con
ella, sin que nadie nos interrumpiera, Siza me dijo que estaría alli
sobre la hora del recreo, me despedí agradeciéndoselo.
Antes de llegar Siza, pedí al ATS que me ayudará a sentarme en la
silla de rueda, cuando estuve sentada en ella cogí el libro que
estuve leyendo anteriormente para hacer más corta la espera.
Siza tocó antes de entrar, yo le dí permiso para entrar, nos
saludamos y le pedí que se sentara en la silla que estaba a mi lado.
Antes de sentarse me miró de arriba a bajo, cuando se hubo sentado
me volvió a mirar y preguntó que si aquello por lo que quería
verla es por lo ocurrido el día anterior. Yo asentí con la cabeza.
Siza me dijo que me tranquilizara y que hablara sin preocuparme.
No sabía como empezar la conversación y creo que Siza se dio
cuenta, porque me preguntó exactamente lo que yo quería contarle,
me preguntó que sentí al saber la muerte de Don Shavier y el porqué
de mis lágrimas, al escuchar eso sentí un nudo en la garganta, pero
decidí hablar tragándome ese nudo.
Comencé diciéndole que todo esto me ocurría desde que me contó
que lo habían detenido, no sabía exactamente lo que sentía si era
alivio, tristeza, pena..., realmente no lo sabía y tampoco quería
pensarlo, pero cuando me dijo lo de su muerte me quedé perpleja y no
podía pensar, hasta que que empecé a llorar, al principio no sabía
el porque, pero después me venían pensamientos indescriptibles,
extraños para mi y para cualquier otra persona.
Siza se preocupó al escucharme decir eso, no habló solo esperó que
continuara.
Le dije que uno de esos pensamientos fue el que no dejó que parara
de llorar, y que antes de que me inyectaran el sedante, sentía como
me quedaba sin aire, me ahogaba con aquello que pasaba por mi cabeza.
Bajé la cabeza, ya que mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y
no quería que me viera llorando de nuevo. Respiré profundamente,
apretando todo lo que podía el puño y le dije a mi mejor amiga el
pensamiento que me estaba volviendo loca, si no lo estaba ya...
Siza..., le dije, creo que la causa por la que lloré ayer es por
pena, quería a ese hombre, más bien creo que lo amo...,al decirle
esto, la miré de nuevo a los ojos y vi que Siza estaba furiosa, se
levantó tan rápido que ni pude ver como se alzaba, comenzó a
gritarme y de la rabia que tenía en su interior, de no entender lo
que le acababa de decir, me golpeó en la cara.
Al darse cuenta de lo que hizo se que quedó paralizada y salió
corriendo de la habitación, al pasar al lado del mostrador, el
doctor de la bata manchada de sangre de la vez anterior, la reconoció y pidió que parara.
Ella paró y el fue tras ella para saber que le ocurría y si yo me
encontraba bien.
Siza comenzó a llorar del desconcierto que tenía, el mandó a un
enfermero a verme, mientras que él le dijo a mi amiga que se
relajará y que se sentarán hablar.
El doctor le ofreció un vaso de agua, Siza se lo agradeció con
pequeño hilo de voz. El Dr. Ramírez que así se llamaba, preguntó
que le ocurría.
Ella se lo contó todo, hasta lo del golpe en la cara, el doctor dijo
que no debería hecho eso, pero que no tenía la culpa de tener tal
reacción ante aquella situación.
Siza preguntó el porque de una persona podía querer o estimar a su
agresor, el Dr. Ramírez le explicó que esa respuesta al agresor no
es rara, ya que en personas que han sido secuestradas o violadas como
autodefensa su mente o incluso para no hacer que su agresor se
violente, es un trastorno denominado “Síndrome del Estocolmo”,y
por eso es por lo que no te debes culpar por haberle golpeado, le
dijo el doctor. Además le dijo de que ahora iría a verme y llamar
psiquiatría para intentar ayudar, porque el hecho de que esté
embarazada de ese hombre al cual cree que ama... puede ser malo.
Siza confusa preguntó el porque de ser malo, sería todo lo
contrario, ya que yo estaría feliz de esperar un hijo de ese hombre.
El Dr. Ramírez le comentó que eso no era tan fácil, pero que ahora
debería marcharse a verme y llamar cuanto antes a psiquiatría y
después a mis padres.
Siza le agradeció que hablará con ella y se marchó, al salir del
hospital no quería volver a casa por lo que se fue a pasear y
terminó yendo a casa de Sarah y Olaya.
Cuando se hubo marchado Siza, el doctor fue al mostrador para llamar
a alguien de psiquiatría y que viniera urgentemente a mi habitación
que era la 262, el Dr. Ramírez en cuanto colgó se dirigió a mi
habitación y vio que el enfermero me había atado en la cama, me
miró y vio que estaba ida, el médico le preguntó al enfermero cómo
me encontró cuando llegó, este le dijo que me encontraba sentada en
la silla de ruedas, llorando, con la mirada fija, sin rumbo y con una
mano en la frente... al quitarme la mano, vio que me salía un hilo
de sangre de la ceja, entonces me colocó en la cama sin ningún
problema, me puso los forces en las piernas y brazos por precaución,
me limpió la herida sin queja alguna y sin percatarme de nada.
El doctor le agradeció su trabajo y que podía marchar, que pronto
llegaría un responsable de psiquiatría.
Al salir el enfermero, una mujer entró, se presentó como la Dra.
Rivera de psiquiatría y preguntó si yo era la paciente la cuál
debía visitar, el Dr. Ramírez contestó en mi lugar, ya que seguía
perdida, este le dijo a la doctora, que como sabría yo era la chica
violada en Italia y que se le había hecho llamar ya que se piensa
que podría tener el “Síndrome de Estocolmo”.
La doctora pidió el porqué de llegar a pensar en tal extremo, el
médico le explicó todo lo sucedido y ella dijo que si desde
entonces, estaba yo así, ida o perdida, el Dr. Ramírez asintió con
la cabeza.
La psiquiatra se acercó a mi, sacó una linterna para saber si mis
ojos reaccionaban ante la luz, lo hicieron pero no volví en sí,
seguía ida en un limbo mental.